Tus lágrimas fueron ríos. Tus lágrimas fueron mares.
Lloraste hasta saciarte.
Lloraste hasta quedar enteramente vacía.
Cuando las lágrimas se extiguieron,
no recordabas para qué servían tus ojos.
Te ayudé a cerrarlos.
Volviste a llorar, aunque esta vez sin lágrimas; sólo un gemido inconsolable. No podías respirar, no te interesaba en absoluto. Cada segundo de ausencia es una daga que corroe tus últimos deseos.
Un minuto: sesenta afiladas navajas en un corazón que vive sin desearlo.
Aprieta tus puños, apriétalos fuertemente.
Esto es lo irreparable; esto es lo que nunca más volverá a ser.
Arrancaste entonces tus cabellos con furia, como si el dolor físico opacara la herida del espíritu. Gritas, esperando que ese Alguien te escuche. Titubeas... si en ese momento el mismo Satanás te ofreciera un sólo día como era antes, sin dudarlo lo aceptarías a cambio de todos los infiernos. Por desgracia -piensas- el muy ingrato siempre prefiere disfrutar de nuestro sufrimiento. Tu racionalidad no ayuda cuando cuestiona porqué ha sucedido esto... ¿por qué a ti? ¿qué hiciste? ¿qué dejaste de hacer?
Los consuelos se convierten en la mejor manera de conservar la melancolía. ¿Quién pensó que el desconsolado sufriría menos con una mirada bondadosa, con una palabra siempre inadecuada? Tus ojos obnubilados sollozaban: "¿No te das cuenta que hoy entristezco para siempre..? ¿no te das cuenta que jamás en mi vida volveré a ser feliz? Vete y no insistas en que todo pasará. No me preguntes cómo estoy, mejor responde a porqué sigo aquí. ¿No te das cuenta que mañana, al despertar, nada de esto habrá sido un sueño?".
Abrí tus ojos. Sollozaste y te abracé fuertemente. No te consolaré, soy consciente de tal utopía. Ve mis ojos por útlima vez... ésta es la última lágrima que mis ojos llorarán por la vida que nunca más volveremos a vivir. Tú has perdido tu sonrisa y yo te he perdido a ti.
Lloraste hasta saciarte.
Lloraste hasta quedar enteramente vacía.
Cuando las lágrimas se extiguieron,
no recordabas para qué servían tus ojos.
Te ayudé a cerrarlos.
Volviste a llorar, aunque esta vez sin lágrimas; sólo un gemido inconsolable. No podías respirar, no te interesaba en absoluto. Cada segundo de ausencia es una daga que corroe tus últimos deseos.
Un minuto: sesenta afiladas navajas en un corazón que vive sin desearlo.
Aprieta tus puños, apriétalos fuertemente.
Esto es lo irreparable; esto es lo que nunca más volverá a ser.
Arrancaste entonces tus cabellos con furia, como si el dolor físico opacara la herida del espíritu. Gritas, esperando que ese Alguien te escuche. Titubeas... si en ese momento el mismo Satanás te ofreciera un sólo día como era antes, sin dudarlo lo aceptarías a cambio de todos los infiernos. Por desgracia -piensas- el muy ingrato siempre prefiere disfrutar de nuestro sufrimiento. Tu racionalidad no ayuda cuando cuestiona porqué ha sucedido esto... ¿por qué a ti? ¿qué hiciste? ¿qué dejaste de hacer?
Los consuelos se convierten en la mejor manera de conservar la melancolía. ¿Quién pensó que el desconsolado sufriría menos con una mirada bondadosa, con una palabra siempre inadecuada? Tus ojos obnubilados sollozaban: "¿No te das cuenta que hoy entristezco para siempre..? ¿no te das cuenta que jamás en mi vida volveré a ser feliz? Vete y no insistas en que todo pasará. No me preguntes cómo estoy, mejor responde a porqué sigo aquí. ¿No te das cuenta que mañana, al despertar, nada de esto habrá sido un sueño?".
Abrí tus ojos. Sollozaste y te abracé fuertemente. No te consolaré, soy consciente de tal utopía. Ve mis ojos por útlima vez... ésta es la última lágrima que mis ojos llorarán por la vida que nunca más volveremos a vivir. Tú has perdido tu sonrisa y yo te he perdido a ti.
10 comments:
Necesito que me respodas lo siguiente: primero ¿por qué siempre que creo que aún no habrá nada nuevo en tu blog, aún así me meto y sí hay algo?; segundo, ¿por qué eso nuevo publicado es justo algo relacionado con algo que estoy viviendo como si lo supieras? ¿qué te pasa? ajaja, ayer me pasó eso que describe el post, y pensé en platicartelo, pero no podía, no podía ni definirlo para mí misma, y hoy, entro en tu blog y tú lo definiste perfecto, y me hiciste llorar, qué te pasa eh?, pero es como si ya lo supieras, gracias por tu ayuda como siempre, incluso cuando es de forma indirecta o per accidens, gracias.
exprimir hasta el último aliento antes de iniciar la nueva jornada...
nada tan difícil como saber que ya no habrá más, aunque el dolor mismo sea quien esté por partir...
...quisiera abrazarte...
vaciarse.
el problema es que te acostumbres al vacío, que después seas algo como un anoréxico espiritual y no te guste la pesadez, la sensación de saciedad, de estar lleno de alguien.
jo, no se ni que es peor. Y además como que mi mente no entiende el concepto de 'nunca'.
Hola colega, no sabía que tuvieras uno de éstos. Ahora lo visitaré con frecuencia.
Te mando un fuerte abrazo.
Diego Rosales
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyyy
ya postea algo caray!!!!!! te digo que me hacces enojar!!!!, jajajajajaj, ya postea no? :< :(
tanto me desespero que no sólo me haces enojar sino que también me "hacces" enojar.
Qué onda verdad? ya estoy mal.
Justo Medio, tu blog está padre, felicidades!!!
Mauro yaaaaaa, por favor!!!!!!!!!!!!
aaa, y por favor quita esta mm, cosa (jajaja) de poner unas letras para publicar el comentario, pon que se publique solo por favor, es que me incomoda, jajajajaja
MAUEROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ASH
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